¿QUIENES SON LOS LOCOS?

Resulta cuando menos descorazonador que a estas alturas del siglo 21, la enfermedad mental siga siendo la hermana pobre de la salud, y la prima fea y apestada de la sociedad. Empezando por el principio es de justicia reconocer los esfuerzos por fomentar la investigación, aun sea a cuenta de aumentar los pingues beneficios de las multinacionales farmacéuticas; los avances en desarrollo de nuevas terapias; la apertura del estamento médico a la participación de equipos multidisciplinares; el aumento de ensayos clínicos con fármacos de nueva generación, con un aumento de su eficacia terapéutica, y una disminución de los efectos secundarios; el desmantelamiento de los macro recintos manicomiales y la implantación de una red de centros de salud mental, y de nuevos recursos intermedios….A pesar de todos estos progresos el balance es insuficiente, viendo el aumento del numero de casos, muchos de ellos asociados al estilo de vida, la acentuación de la cronicidad en buena parte de los casos; las limitaciones en los tratamientos, muchos de los cuales por su resistencia terminan en terapias agresivas como el TEC (Terapia electro convulsiva), utilización de fármacos con mas de 30 años de existencia, cuyos efectos secundarios son notables, la saturación de los centros de salud mental, por una inadecuada gestión, lo que lleva como ocurre en atención primaria a un abuso desmedido de los servicios de urgencia, para perjuicio de los casos agudos o graves. Socialmente la enfermedad mental arrastra una estigmatización asociada al rechazo, al miedo, la violencia, y porque no decirlo la delincuencia. La frase que ya chirría en los informativos “el autor del delito sufría un trastorno mental transitorio…” Buena parte de este rechazo social es cultural y no se puede achacar a los ciudadanos, pero la dejadez, arrinconamiento que ha sufrido el enfermo mental, recluido en una institución para no ser visto, es culpa de los poderes públicos, por dejadez de los derechos de los convertidos en ciudadanos de segunda. Hoy en día los centros de salud de nueva construcción, yo tengo el edificio a 200 metros, tienen una puerta principal de recepción para todos los pacientes, y una autentica puerta trasera de acceso para los pacientes del centro de salud mental. Mal camino….urge una reforma de la legislación en materia de salud mental, una campaña de concienciación publica, como se hizo con los pacientes portadores del VIH. y un reconocimiento de la enfermedad mental como lo que es: una enfermedad destructiva física y socialmente, para el afectado y sus familias. Desde Pamplona
jinicolay@hotmail.com